martes, 15 de mayo de 2012


RAÚL LEONI: EL PRESIDENTE GUAYANÉS

27 DE JUNIO 2006

ACOMPAÑADO POR DOÑA MENCA ADELANTÓ BUENA PARTE DEL DESARROLLO INDUSTRIAL E HIDROELÉCTRICO DEL ESTADO

PRESO Y EXILIADO EN VARIAS OPORTUNIDADES, HA SIDO EL ÚNICO BOLIVARENSE EN TENER LA BANDA PRESIDENCIAL, PROTAGONISTA ESENCIAL DEL NACIMIENTO DE LA DEMOCRACIA EN VENEZUELA.


En medio de una convulsionada Venezuela que lucha por dejar atrás la inestable sucesión de caudillos, nace el 26 de marzo de 1905 en la localidad de El Manteco, Raúl Leoni, hasta ahora el único guayanés en ocupar la silla presidencial.
 Hijo de la unión entre Clemente Leoni, inmigrante francés, con Carmen Otero Fernández, Leoni vivió sus primeros años en una familia sencilla pero sin mayores restricciones económicas, criado en la apacible y pujante Upata.
 En esa época su audacia para la política estaba lejos de manifestarse, por lo que el pequeño Raúl pudo dedicarse a sus estudios de primaria, que según Rafael Arráiz Lucca en Raúl Leoni (2005), recibió de la señorita Lilia Acevedo y en el colegio fundado por Henriqueta de Pérez.
 Es hacia 1918, en plena dictadura gomecista, cuando la familia se traslada a Caracas, para brindar a los jóvenes una educación media de calidad. Para ese momento, sólo 3 de los 5 hijos que tuvo Carmen Otero Fernández permanecen con vida.
 En la capital del país es donde despierta en Raúl Leoni el valor de la democracia, cuando ingresa al Liceo Caracas del cual es subdirector y profesor Rómulo Gallegos.
 Sus enseñanzas no tardan en hacerse manifiestas, pues ya en 1921 a los 17 años de edad, decide solidarizarse con una huelga de tranviarios y va a parar a la cárcel de La Rotunda por algunos días.
 Fue también en el Liceo Caracas donde estudiaron quienes luego serían sus amigos, compañeros de lucha y hasta rivales, conocidas figuras como Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba, Armando Zuloaga Blanco, Miguel Otero Silva, Isaac J. Pardo, José Tomás Jiménez Arráiz y Rafael Vegas, entre otros.
 En 1924 el joven Raúl Leoni ingresa a estudiar derecho en la Universidad Central de Venezuela, donde definitivamente encontraría su lugar en un incipiente movimiento político que luego le costaría el exilio.
 Allí, es electo como presidente de la Federación de Estudiantes de Venezuela, en 1927, posición en la que tiene que organizar un año después la “semana estudiantil”, actividad en la que coloca como oradores en diferentes actos públicos a Jóvito Villalba, Joaquín Gabaldón Márquez, Antonio Arráiz y Jacinto Fombona Pachano.
 La actitud retadora y crítica hacia el régimen produjo una respuesta inmediata del gobierno de Juan Vicente Gómez, enviando a prisión a los antes nombrados junto a Rómulo Betancourt, Gustavo Machado, Arturo Uslar Pietri, Miguel Otero Silva, José Rafael Pocaterra y Román Delgado Chalbaud, entre otros, conocidos todos como la “generación del 28”.
 Un mes después salió libre, y sin estar dispuesto a abandonar sus ideales, tuvo que salir del país para continuar su formación política y lucha por la democracia desde el exilio en Colombia, regresando sólo tras la muerte de Gómez el 17 de diciembre de 1935.
 Sin embargo, su estadía en el país dura poco, pues nuevamente en 1937 debe retirarse cuando el gobierno de Eleazar López Contreras dicta un decreto de expulsión a 47 dirigentes de izquierda entre los que estaban Leoni, Villalba, Betancourt y Gonzalo Barrios.
 De nuevo en Colombia, Raúl Leoni se gradúa como abogado en diciembre de 1938 y no es sino hasta junio de 1939 cuando puede regresar al país, incorporándose de inmediato a la lucha política y trabajando como asesor de los nacientes sindicatos petroleros.
 Para 1941 colabora junto a sus compañeros del Liceo Caracas con la candidatura presidencial de Rómulo Gallegos, perdiendo frente al muy bien recordado Isaías Medina Angarita, quien sentaría las bases de la democracia en Venezuela.
 Con una actitud mucho más abierta que López Contreras, Medina Angarita legaliza la actividad política con el consiguiente nacimiento de Acción Democrática, “el partido del pueblo”, organización que luego colaboraría con su derrocamiento para implantar junto a una cúpula militar la Junta Revolucionaria de Gobierno.
 Una Asamblea Nacional Constituyente dominada por los adecos y una elección presidencial en 1947, en la que finalmente resultó ganador Rómulo Gallegos, sirvieron a Leoni para erigirse como ministro del Trabajo, cargo en que estuvo poco tiempo pues otro alzamiento militar, el de Marcos Pérez Jiménez, cambió dramáticamente la historia y lo hizo regresar al exilio.

El Pacto de Punto Fijo

Casi una década después, el 23 de enero de 1958, el dictador huye del país ante un estallido social que determinará el retorno de la dirigencia adeca para junto a los activistas de Copei y la Unión Republicana Democrática, se concretara el Pacto de Punto Fijo, un acuerdo en el que se pretendía desarrollar objetivos estratégicos comunes, de tal forma que se asegurara el futuro del país sin importar la ideología de quien lo gobernara.
 A finales de ese año Raúl Leoni resulta electo senador por el estado Bolívar, llegando incluso a ocupar el más alto cargo del órgano legislativo, mientras acompañó a Rómulo Betancourt como candidato y luego Presidente de la República.
 Hasta ahora, ha sido inevitable reseñar la compleja sucesión de hechos que configuran el carácter de Leoni, quien tuvo que vivir difíciles momentos para contribuir con la formación de una generación profundamente comprometida con las libertades y los valores democráticos.
 Sin dejar a un lado el apego por su tierra, tras ser designado como candidato de AD para las elecciones presidenciales de 1964, se traslada hasta Upata para explicar en la plaza que “he querido comenzar mi campaña electoral por el pueblo que me vio nacer, porque fue aquí donde se formó mi espíritu y se templó mi carácter. Todo ello forma parte de la reciedumbre moral que he puesto al servicio de las mejores causas de mi pueblo”.

Constructor

 Para Jesús Sanoja Hernández, el cambio de mando de Betancourt a Leoni sirvió para dar continuidad al proceso de industrialización que años atrás se había iniciado. Suma como logros de su gestión la Planta de Laminados y el Plan IV de Sidor, así como la central hidroeléctrica de Guri.
 “En 1965 se presentaron conflictos sindicales a medida que avanzaban los trabajos para la represa. En aquel entonces Leoni prometió que la obra estaría concluida en 1968 y así realmente sucedió”.
 Reseña Sanoja que en el balance que luego hiciera, el presidente aseguró que el embalse retendría 17 mil 700 millones de metros cúbicos de agua en un lago artificial de 800 kilómetros cuadrados, cuyo recurso aprovecharía para la generación de 1.750.000 kilovatios/hora de energía eléctrica.
 Además de asegurar el ahorro de millones de barriles de petróleo al fortalecer el desarrollo energético del país, Leoni fue protagonista de otras importantes obras en toda Venezuela.
 Leopoldo Villalobos le atribuye “la construcción de la primera planta de aluminio (Alcasa), la inauguración de los trabajos del gasoducto Anaco-Puerto Ordaz, la finalización de la construcción de Sidor y la puesta en servicio de los primeros puentes sobre el Orinoco y el Caroní”, entre otras obras fundamentales para la región.

Las palabras justas

Tal vez por sus dificultades para la oratoria, algo que en muchas oportunidades fue inspiración de humoristas, Leoni utilizaba la palabra lo justamente necesario, “sólo hablaba cuando tenía algo que decir”.
 Pedro Aguilar lo definió como un político “leal a sus ideas y a sus ideales. Hizo de la política un modo de servir al país. Lo sirvió con patriotismo y honradez. Fue el primer presidente electo por el pueblo, que recibió el cargo de otro presidente también electo por el pueblo”.
 Durante el gobierno de Leoni fue promulgada la Ley del Seguro Social, se firmaron más de 500 contratos colectivos, vio luz la Universidad de Oriente, se profundiza la investigación y capacitación aplicada a la reforma agraria y es creada la Fundación para el Desarrollo de la Región Centro Occidental.
 Hasta 1969 Raúl Leoni estuvo frente a la jefatura del Ejecutivo nacional, participó en la redacción de la Constitución de 1961 y fue un protagonista excepcional del nacimiento de la democracia en Venezuela. Por primera vez, un presidente electo por el pueblo entrega el poder a otro igualmente escogido y además, de oposición, un final acorde con el respeto a las libertades por el que luchó durante su época de estudiante en la dictadura gomecista.
 Poco antes que su inseparable compañera, doña Menca de Leoni, cuyo carácter sin duda alguna imprimió fortaleza y raigambre a su gobierno, Leoni falleció el 22 de enero de 1973, cuando sólo tenía cincuenta y cuatro años de edad.

Anécdotas de la familia

Sofía Fernández de Lezama, hermana de la esposa de Raúl Leoni, doña Menca, comentó para Correo del Caroní hace exactamente dos años, algunas anécdotas de la célebre pareja presidencial.
 Señala que un día Leoni y doña Menca llegaron a visitar a sus familiares en Puepa y de pronto, Leoni se le perdió a la guardia presidencial. “Los edecanes comenzaron a buscarlo por todos lados y lo encontraron en el pueblo, en una esquina con unos amigos jugando dominó”. Cuando lo vieron le dijeron: “Presidente, no nos vuelva a hacer eso, no se nos vaya sin avisar”.
 La señora Fernández de Lezama recordaba en esa oportunidad la historia que le había contado Menca, según la cual un día “tenían mucho calor y decidieron irse a pasear a la playa. Justo cuando iban a empezar a caminar Raúl Leoni tomó el saco para ponérselo y su esposa le dijo: ‘cómo te vas a poner eso con ese calor’, y él le contestó: ‘es que soy el Presidente y no puedo andar por allí en camisa y sin chaqueta”.

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