DE "SIERRA IMATACA" A PUERTO
ORDAZ
09 DE FEBRERO 2008
A la una de la tarde del 9 de febrero de 1952 se colocó la primera piedra de lo que luego se convertiría, a paso acelerado, en una de las ciudades industriales más importantes de Venezuela.
Situada
en uno de los lugares más antiguos, fascinantes y valiosos del planeta tierra,
el Escudo Guayanés. Su área es punto de encuentro entre el majestuoso río
Orinoco y el caudaloso Caroní. Este sueño que se inició con rústicos
campamentos de lonas y oficinas prefabricadas, llegó a convertirse en una de
las sedes industriales de mayor importancia en el ámbito nacional e
internacional. Puerto Ordaz, una ciudad que se fabricó del hierro.
La
localidad nació gracias a los estudios de una empresa internacional que determinaron
que la zona poseía condiciones estratégicas que permitían transportar el
mineral de hierro, desde el río Orinoco hasta los puertos de distintas partes
del mundo.
Sin
embargo, antes de tomar la decisión de levantar esta ciudad, se consideró la
opción de transportar el hierro obtenido de la mina del “Cerro Bolívar” a
través de una vía férrea hacia oriente. “Se iba a construir un ferrocarril
desde la mina, con un puente ferroviario sobre el río Orinoco, a través de la
meseta de Guanipa, que llegara a un puerto en Guanta en el estado Anzoátegui”,
recordó Leopoldo Villalobos, cronista de Ciudad Guayana, en una entrevista
realizada en el 2005.
La
idea de oriente se desechó y el 9 de febrero de 1952, se fundan simultáneamente
Ciudad Piar y Puerto Ordaz. El coronel Luis Felipe Llovera Páez, quien para
aquel entonces era ministro de Relaciones Interiores y miembro de la Junta Militar de
Gobierno, junto con Mack C. Lake, presidente de la Orinoco Mining
Company y otras personalidades, colocan la primera piedra de la que
posteriormente será considerada como la localidad mejor planificada de
Venezuela.
Acontecimientos
determinantes
Después que culminó la II Guerra Mundial en
1945, las reservas de hierro en los Estados Unidos, específicamente en el
“Mesabi”, serranía de hierro ubicada en la frontera de este país y Canadá,
comenzaron a disminuir, pues se había mantenido un consumo constante de
minerales de alto tenor como consecuencia de los dos enfrentamientos bélicos.
Esta fue la razón principal por la cual una gran compañía norteamericana,
llamada United States Steel decide mandar emisarios a distintas partes del
mundo en busca del escaso mineral.
Aun
cuando Venezuela no era el único lugar del mundo que poseía reservas de mineral
de hierro, existieron razones que determinaron que la United States Steel
pusiera sus ojos en una zona en particular que, para aquel entonces, había sido
muy poco explorada y mandara a una de sus filiales la Oliver Iron Mining
Company. En la región existían indicios de la existencia del mineral de hierro
gracias a la conocida historia de Sierra Imataca, lo cual resultaba atractivo.
No
obstante, según cuenta una historia, hubo un hecho en particular que terminó
por convencer a Benjamín Fairless, presidente de la US Steel para ese
entonces, de que Venezuela era el lugar ideal. El mismo Fairless comentó a la
revista Life que un día de verano de 1945, un ingeniero geólogo graduado de la Universidad de
Wisconsin llamado Mack C. Lake se presentó en su oficina con los argumentos
necesarios.
Se
inician las exploraciones
Lo
cierto es que la Oliver
Iron Mining se instaló en Ciudad Bolívar, dirigiendo sus
investigaciones hacia la zona en donde hoy se encuentra Ciudad Piar. Las
exploraciones se hacían por tierra utilizando los medios que se disponían y en
ocasiones también por mar gracias a unas embarcaciones de la empresa que eran
denominadas “spindle”.
Después
de algún tiempo de exploraciones e investigaciones, gracias a un estudio hecho
por medio de fotografías aéreas, el personal de la Oliver Iron Mining se
dio cuenta de la existencia de una colina de aproximadamente 12 kilómetros de
largo y 1 kilómetro y medio de ancho. Lo que estaban observando aquellos
expertos era una impresionante montaña en donde se ubicaban los principales
yacimientos de hierro en Venezuela, estaban admirando el “Cerro Bolívar”.
Una
vez hecho el impresionante descubrimiento, un grupo de expertos acompañados por
locales instalaron un campamento encima del cerro y el paso siguiente fue la
toma de muestras para ser enviadas al campamento base en Ciudad Bolívar, en
donde laboratoristas y químicos tenían la tarea de analizarlas y determinar si
el mineral era comercialmente explotable.
Este
descubrimiento situó a Venezuela en un lugar privilegiado, el hallazgo del
“Cerro Bolívar” no fue cualquier cosa, fue un acontecimiento de tal magnitud
que en la edición del 15 de febrero de 1950 del Wall Street Journal, es publicado
lo siguiente: “Las montañas de hierro de Venezuela son las más altas y ricas
del mundo”. El acontecimiento también fue reseñado por Saturday Evening Post,
Business Week, Life, Newsweek, US News & World Report.
Cuenta
el cronista de la ciudad que “en la mañana del 4 de abril de 1947, los
manómetros se volvieron locos, las agujas se descontrolaron por completo, lo
que el instrumento marcaba era la lectura más grande jamás registrada”.
Inicios de una ciudad
A dos
años del descubrimiento del Cerro Bolívar se crea la Orinoco Mining
Company (OMC), se inicia la construcción de carreteras, de una línea
ferroviaria de 146 kilómetros desde la mina hasta un puerto ubicado en el río
Caroní y el establecimiento simultáneo de dos comunidades mineras, Puerto Ordaz
y Ciudad Piar, en el marco del “Proyecto Orinoco”.
Como
Venezuela no estaba tecnológicamente preparada y tampoco contaba con los
recursos técnicos y humanos para la explotación y el aprovechamiento del
hierro, el Gobierno nacional, no sólo le concedió el permiso a United States
Steel para el proceso de exploración, sino que también les ofreció un apoyo
absoluto. El Ministerio de Fomento prestó constante cooperación y ayuda a la Oliver Iron Mining,
filial de la U.S. Steel
encargada de la explotación del Cerro Bolívar, y a su sucesora, la Orinoco Mining
Company.
También
en 1949 se comienzan a negociar los terrenos de la zona con el señor Alejandro
Unceín y se inician los trabajos de reconocimiento en la zona. Posteriormente,
comienzan a llegar las primeras personas de la Orinoco Mining
Company y de sus contratistas, la
Bechtel y la
Morrison , y se comenzó el proceso de construcción de las
primeras oficinas y las viviendas preliminares para algunos de los empleados.
Los
primeros que se aventuraron a venir a la zona dormían debajo de unas simples
carpas de lona. Según Leopoldo Villalobos cuenta que “las primeras carpas de
Puerto Ordaz se instalaron donde están las áreas industriales de Ferrominera,
por allá adentro, en donde se llama Punta Loma, eso estaba al desnudo, al
descubierto”.
El
campamento de lona era para alojar a aquellos trabajadores que se dedicaban a
las labores de las primeras funciones que se iniciaron como por ejemplo el área
de ingeniería y administración. La situación de las carpas cambió en cuestión
de poco tiempo pues se estaban construyendo ya las barracas para alojar a los
empleados de la nómina mensual de la
OMC y de sus contratistas.
Posteriormente,
se comenzaron a edificar las casas tipo “H”, viviendas experimentales, hechas
también de material prefabricado para los jefes de la Orinoco Mining
Company.
El gran
día
A la
una de la tarde del 9 de febrero de 1952 se coloca la primera piedra de lo que
se convertiría a paso acelerado en una de las ciudades industriales más
importantes de Venezuela, y singular en el continente. En la celebración
estuvieron presentes grandes personalidades de la vida nacional, así como
representantes de la empresa responsable de lo que estaba sucediendo, y otros
invitados.
Aquel
día, la Orinoco Mining
Company le dio el día libre a todos los trabajadores para que pudieran asistir
a tan célebre acontecimiento.
Los
invitados llegaron por vía aérea a San Félix y luego fueron trasladados en el
yate “Virginia” propiedad de la
OMC hacia el lugar del acontecimiento. La ceremonia se inició
con la colocación de la primera piedra en lo que se conoce hoy en día como el
“Centro Cívico”.
Inmediatamente
gran cantidad de personas provenientes de toda Venezuela, llegaron a esta
tierra en busca de oportunidades de trabajo y de una mejor vida. La
coincidencia del descubrimiento del “Cerro Bolívar” con el fin del la Segunda Guerra
Mundial, pudo haber sido una de las razones por las cuales en la zona haya
habido tanta afluencia de foráneos. Esto aunado a la política de “Puertas
Abiertas” iniciada con la
Junta Militar de Gobierno y fortalecida cuando Marcos Pérez
Jiménez asume el poder, que le permitió a un gran número de extranjeros ver a
Venezuela como su segunda patria.
El
gran escritor venezolano Arturo Uslar Pietri dijo una vez: “Lo que no hicieron
el oro ni los diamantes, lo va a hacer el hierro. Se está forjando en el hierro
de la aventura, un poderoso centro industrial”.
Ciudad Planificada
Entre las cosas
que Llovera Páez expuso en su discurso, en el acto de fundación de Puerto Ordaz,
destacó el interés por evitar que en la zona ocurriera lo mismo que en los
campos petroleros. “En lugar de los campamentos y de las poblaciones surgidas
caprichosamente, habrán de desarrollarse ciudades como esta, en acuerdo con los
planes establecidos por organismos competentes del Estado, con calles,
avenidas, parques y espacios para residencias y establecimientos”.
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