jueves, 29 de marzo de 2012


DE "SIERRA IMATACA" A PUERTO ORDAZ

09 DE FEBRERO 2008

A la una de la tarde del 9 de febrero de 1952 se colocó la primera piedra de lo que luego se convertiría, a paso acelerado, en una de las ciudades industriales más importantes de Venezuela.




Situada en uno de los lugares más antiguos, fascinantes y valiosos del planeta tierra, el Escudo Guayanés. Su área es punto de encuentro entre el majestuoso río Orinoco y el caudaloso Caroní. Este sueño que se inició con rústicos campamentos de lonas y oficinas prefabricadas, llegó a convertirse en una de las sedes industriales de mayor importancia en el ámbito nacional e internacional. Puerto Ordaz, una ciudad que se fabricó del hierro.
La localidad nació gracias a los estudios de una empresa internacional que determinaron que la zona  poseía condiciones estratégicas que permitían transportar el mineral de hierro, desde el río Orinoco hasta los puertos de distintas partes del mundo.
Sin embargo, antes de tomar la decisión de levantar esta ciudad, se consideró la opción de transportar el hierro obtenido de la mina del “Cerro Bolívar” a través de una vía férrea hacia oriente. “Se iba a construir un ferrocarril desde la mina, con un puente ferroviario sobre el río Orinoco, a través de la meseta de Guanipa, que llegara a un puerto en Guanta en el estado Anzoátegui”, recordó Leopoldo Villalobos, cronista de Ciudad Guayana, en una entrevista realizada en el 2005.
La idea de oriente se desechó y el 9 de febrero de 1952, se fundan simultáneamente Ciudad Piar y Puerto Ordaz. El coronel Luis Felipe Llovera Páez, quien para aquel entonces era ministro de Relaciones Interiores y miembro de la Junta Militar de Gobierno, junto con Mack C. Lake, presidente de la Orinoco Mining Company y otras personalidades, colocan la primera piedra de la que posteriormente será considerada como la localidad mejor planificada de Venezuela.

Acontecimientos determinantes

Después que culminó la II Guerra Mundial en 1945, las reservas de hierro en los Estados Unidos, específicamente en el “Mesabi”, serranía de hierro ubicada en la frontera de este país y Canadá, comenzaron a disminuir, pues se había mantenido un consumo constante de minerales de alto tenor como consecuencia de los dos enfrentamientos bélicos. Esta fue la razón principal por la cual una gran compañía norteamericana, llamada United States Steel decide mandar emisarios a distintas partes del mundo en busca del escaso mineral.
La Oliver Iron Mining, una de las filiales de la United States Steel (US Steel), encargada principalmente de todo lo referente a materiales no procesados, llevaba ya un tiempo en la búsqueda de reservas de hierro que fueran comercialmente explotables y las pesquisas se dirigieron hacia zonas como Brasil, Venezuela, Honduras, Guatemala, Puerto Rico, Cuba, México y Suecia.
Aun cuando Venezuela no era el único lugar del mundo que poseía reservas de mineral de hierro, existieron razones que determinaron que la United States Steel pusiera sus ojos en una zona en particular que, para aquel entonces, había sido muy poco explorada y mandara a una de sus filiales la Oliver Iron Mining Company. En la región existían indicios de la existencia del mineral de hierro gracias a la conocida historia de Sierra Imataca, lo cual resultaba atractivo.
No obstante, según cuenta una historia, hubo un hecho en particular que terminó por convencer a Benjamín Fairless, presidente de la US Steel para ese entonces, de que Venezuela era el lugar ideal. El mismo Fairless comentó a la revista Life que un día de verano de 1945, un ingeniero geólogo graduado de la Universidad de Wisconsin llamado Mack C. Lake se presentó en su oficina con los argumentos necesarios.

Se inician las exploraciones

Lo cierto es que la Oliver Iron Mining se instaló en Ciudad Bolívar, dirigiendo sus investigaciones hacia la zona en donde hoy se encuentra Ciudad Piar. Las exploraciones se hacían por tierra utilizando los medios que se disponían y en ocasiones también por mar gracias a unas embarcaciones de la empresa que eran denominadas “spindle”.
Después de algún tiempo de exploraciones e investigaciones, gracias a un estudio hecho por medio de fotografías aéreas, el personal de la Oliver Iron Mining se dio cuenta de la existencia de una colina de aproximadamente 12 kilómetros de largo y 1 kilómetro y medio de ancho. Lo que estaban observando aquellos expertos era una impresionante montaña en donde se ubicaban los principales yacimientos de hierro en Venezuela, estaban admirando el “Cerro Bolívar”.
Una vez hecho el impresionante descubrimiento, un grupo de expertos acompañados por locales instalaron un campamento encima del cerro y el paso siguiente fue la toma de muestras para ser enviadas al campamento base en Ciudad Bolívar, en donde laboratoristas y químicos tenían la tarea de analizarlas y determinar si el mineral era comercialmente explotable.
Este descubrimiento situó a Venezuela en un lugar privilegiado, el hallazgo del “Cerro Bolívar” no fue cualquier cosa, fue un acontecimiento de tal magnitud que en la edición del 15 de febrero de 1950 del Wall Street Journal, es publicado lo siguiente: “Las montañas de hierro de Venezuela son las más altas y ricas del mundo”. El acontecimiento también fue reseñado por Saturday Evening Post, Business Week, Life, Newsweek, US News & World Report.
Cuenta el cronista de la ciudad que “en la mañana del 4 de abril de 1947, los manómetros se volvieron locos, las agujas se descontrolaron por completo, lo que el instrumento marcaba era la lectura más grande jamás registrada”.

Inicios de una ciudad

A dos años del descubrimiento del Cerro Bolívar se crea la Orinoco Mining Company (OMC), se inicia la construcción de carreteras, de una línea ferroviaria de 146 kilómetros desde la mina hasta un puerto ubicado en el río Caroní y el establecimiento simultáneo de dos comunidades mineras, Puerto Ordaz y Ciudad Piar, en el marco del “Proyecto Orinoco”.
Como Venezuela no estaba tecnológicamente preparada y tampoco contaba con los recursos técnicos y humanos para la explotación y el aprovechamiento del hierro, el Gobierno nacional, no sólo le concedió el permiso a United States Steel para el proceso de exploración, sino que también les ofreció un apoyo absoluto. El Ministerio de Fomento prestó constante cooperación y ayuda a la Oliver Iron Mining, filial de la U.S. Steel encargada de la explotación del Cerro Bolívar, y a su sucesora, la Orinoco Mining Company.
También en 1949 se comienzan a negociar los terrenos de la zona con el señor Alejandro Unceín y se inician los trabajos de reconocimiento en la zona. Posteriormente, comienzan a llegar las primeras personas de la Orinoco Mining Company y de sus contratistas, la Bechtel y la Morrison, y se comenzó el proceso de construcción de las primeras oficinas y las viviendas preliminares para algunos de los empleados.
Los primeros que se aventuraron a venir a la zona dormían debajo de unas simples carpas de lona. Según Leopoldo Villalobos cuenta que “las primeras carpas de Puerto Ordaz se instalaron donde están las áreas industriales de Ferrominera, por allá adentro, en donde se llama Punta Loma, eso estaba al desnudo, al descubierto”.
El campamento de lona era para alojar a aquellos trabajadores que se dedicaban a las labores de las primeras funciones que se iniciaron como por ejemplo el área de ingeniería y administración. La situación de las carpas cambió en cuestión de poco tiempo pues se estaban construyendo ya las barracas para alojar a los empleados de la nómina mensual de la OMC y de sus contratistas.
Posteriormente, se comenzaron a edificar las casas tipo “H”, viviendas experimentales, hechas también de material prefabricado para los jefes de la Orinoco Mining Company.

El gran día

A la una de la tarde del 9 de febrero de 1952 se coloca la primera piedra de lo que se convertiría a paso acelerado en una de las ciudades industriales más importantes de Venezuela, y singular en el continente. En la celebración estuvieron presentes grandes personalidades de la vida nacional, así como representantes de la empresa responsable de lo que estaba sucediendo, y otros invitados.
Aquel día, la Orinoco Mining Company le dio el día libre a todos los trabajadores para que pudieran asistir a tan célebre acontecimiento.
Los invitados llegaron por vía aérea a San Félix y luego fueron trasladados en el yate “Virginia” propiedad de la OMC hacia el lugar del acontecimiento. La ceremonia se inició con la colocación de la primera piedra en lo que se conoce hoy en día como el “Centro Cívico”.
Inmediatamente gran cantidad de personas provenientes de toda Venezuela, llegaron a esta tierra en busca de oportunidades de trabajo y de una mejor vida. La coincidencia del descubrimiento del “Cerro Bolívar” con el fin del la Segunda Guerra Mundial, pudo haber sido una de las razones por las cuales en la zona haya habido tanta afluencia de foráneos. Esto aunado a la política de “Puertas Abiertas” iniciada con la Junta Militar de Gobierno y fortalecida cuando Marcos Pérez Jiménez asume el poder, que le permitió a un gran número de extranjeros ver a Venezuela como su segunda patria.
El gran escritor venezolano Arturo Uslar Pietri dijo una vez: “Lo que no hicieron el oro ni los diamantes, lo va a hacer el hierro. Se está forjando en el hierro de la aventura, un poderoso centro industrial”.

Ciudad Planificada

Entre las cosas que Llovera Páez expuso en su discurso, en el acto de fundación de Puerto Ordaz, destacó el interés por evitar que en la zona ocurriera lo mismo que en los campos petroleros. “En lugar de los campamentos y de las poblaciones surgidas caprichosamente, habrán de desarrollarse ciudades como esta, en acuerdo con los planes establecidos por organismos competentes del Estado, con calles, avenidas, parques y espacios para residencias y establecimientos”.












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