LEOPOLDO SUCRE FIGARELLA: “EL CONSTRUCTOR
DE GUAYANA”
“UN PAÍS SE
CONSTRUYE TRABAJANDO DURO, TOMANDO DECISIONES Y TRANSFORMANDO LAS IDEAS EN
HECHOS”
BUENA PARTE DE
LA INFRAESTRUCTURA
DE LA
REGIÓN ES OBRA DE ESTE TUMEREMENSE, POR LO QUE A CASI 10 AÑOS
DE SU MUERTE ES FRECUENTE ESCUCHAR: “¡CÓMO HACE FALTA UN SUCRE FIGARELLA!”.
Conocido
por algunos como “el constructor de Guayana”, Leopoldo Sucre Figarella es sin
duda alguna la figura política con mayor arraigo entre los habitantes del
estado Bolívar, pues a pesar de encarnar el poder de “la cuarta”, es recordado
gracias a sus obras durante casi 40 años de impecable gestión en favor del
desarrollo regional.
Leopoldo
Sucre Figarella nació en Tumeremo el 1 de agosto de 1926, iniciándose en el
mundo político mientras estudiaba ingeniería en la Universidad Central
de Venezuela, llegando a liderar la fracción de Acción Democrática en esa casa
de estudios, donde fue delegado y representante ante el Consejo Universitario.
Luego
de egresar en el año 1948, ejerció su profesión mientras participaba
clandestinamente en las actividades de lucha contra la dictadura de Marcos
Pérez Jiménez, acompañando fielmente los ideales de la tolda blanca.
A
los 34 años de edad, en 1960, regresa a Bolívar como gobernador del estado,
iniciando un compromiso que por los siguientes 36 años le mantendría estrechamente
unido al crecimiento industrial y desarrollo de la región.
Difícil
de resumir, su currículo incluye entre otros los cargos de Ministro de Obras
Públicas, entre 1962 y 1969; miembro del directorio de la CVG , presidente de Fundacomún
desde 1962 y hasta 1964; fundador y presidente de la Oficina Consultora
de Ingeniería y Desarrollo entre 1969 y 1974, Ministro de Transporte y
Comunicaciones, senador por el estado Bolívar en tres oportunidades y
presidente de la
Corporación Venezolana de Guayana durante casi una década.
Constructor
Las
obras erigidas gracias al empuje de Leopoldo Sucre Figarella se inician con la
firma del acta de constitución de la Corporación Venezolana
de Guayana, el 29 de diciembre de 1960, junto al presidente de la República , Rómulo
Betancourt, en el lugar donde se construiría la represa de Guri. “Soy el único
gerente público que ha superado ampliamente a Pérez Jiménez en cuanto a obras
públicas construidas”, dijo en una oportunidad y no se equivocaba.
Sucre
Figarella cuenta entre sus realizaciones la Cota Mil , distribuidor La Araña y segunda etapa de la
avenida Libertador, en Caracas, además de los puentes sobre el lago de
Maracaibo y los ríos Orinoco, Arauca y Caroní.
Fue
también fundador del Metro de Caracas y participó en la construcción de las
autopistas entre Tejerías y Valencia, Valencia y Puerto Cabello, Ciudad Bolívar
y Puerto Ordaz, San Félix y Upata, así como la carretera hacia la Gran Sabana , tercera y
cuarta etapa de Guri, Macagua II y la mayor parte de la vialidad perimetral de
San Félix y Ciudad Bolívar.
Igualmente
se le atribuye a la gestión pública de Sucre Figarella buena parte de la
infraestructura educativa y hospitalaria del país, lo que evidencia que más
allá de la retórica y ofrecimientos, logró con su trabajo impulsar no sólo el
desarrollo de una región sino de toda Venezuela.
Decisivo
Fue
durante el gobierno de Jaime Lusinchi, en la década de los años 80, cuando el
ingeniero Sucre Figarella es nombrado “Ministro de Estado Presidente de la Corporación Venezolana
de Guayana”, cargo en el que definitivamente consolidó el desarrollo de la región.
Don
Pedro Acosta -referencia obligada en cuanto a la historia de la ciudad y de la Corporación , quien fue
su secretario durante 10 años- reconoce el temperamento un poco gruñón del
ministro, asegurando que tenía un gran corazón pero se escudaba “dentro de un
mal carácter”, tal vez para imprimir la autoridad que requerían sus decisiones.
“Era muy difícil que se sonriera”, comentó.
Su
determinación al momento de emprender retos pareciera ser una marca en las
obras realizadas. Así se desprende en la forma como adelantó la construcción
del puente Angosturita, para el cual no habían recursos disponibles en ese
momento.
“Al
ministro Sucre se le ocurrió, siendo presidente de Ferrominera, porque también
era presidente de varias empresas, que como el ferrocarril debía ir a Palúa,
que el puente lo pagara Ferrominera. Así, el puente se hizo con recursos de
Ferrominera para utilizar la vía férrea”.
“Era
una persona que se la pasaba trabajando todo el día, pero tenía una debilidad
que eran las películas de vaqueros, le encantaban. Cuando llegaron las primeras
parabólicas se montaron en el Campo C de Ferrominera. Él podía tener un
compromiso a las 9:00 de la mañana y estaban dando una película de vaqueros y
se quedaba viendo su película”.
Sin
embargo, al momento de trabajar era infatigable, llegando a incomodar a su
equipo de trabajo pues parecía no dar tregua. “Al principio nos preguntábamos
si no iba a almorzar, pero resulta que su comida más fuerte era el desayuno,
con huevos, empanadas y una cantidad de cosas. A las 3:00 de la tarde estaba
nuevecito y todo el mundo desesperado”.
Todo para Guayana
Acosta
alude también el increíble poder de convencimiento que tenía Sucre Figarella,
capaz de atraer cualquier tipo de inversiones a Guayana valiéndose de la
confianza que en él tenían ministros de otros países y representantes del mundo
financiero.
“Recuerdo que vino Lee Iacocca, el presidente dela Chrysler , que en ese
momento atravesaba una situación difícil. Iacocca quería conocer la industria
siderúrgica y Leopoldo Sucre le pidió que montaran una ensambladora aquí. Él
dijo que el problema era que ya tenían una en Valencia. Siempre trataba de
conseguir industrias para estimular el desarrollo aguas abajo, cosas de las que
se sigue hablando ahora”.
“Recuerdo que vino Lee Iacocca, el presidente de
Y
aunque la planta de la
Chrysler no se instaló, Iacocca, al igual que otros muchos
empresarios y políticos, tuvieron la obligación de quedarse en Ciudad Guayana,
pues el ministro acostumbraba a ofrecer audiencia a los visitantes sólo a
partir de las 7:00 de la noche.
“Al
principio no sabíamos por qué era y le preguntamos. Él respondió: ‘chico hay
que proteger esta zona. Si yo le doy la cita a las 7:00 de la noche no hay más
avión. Tiene que quedarse, tiene que ir a un hotel, tiene que comer, así
protegemos la zona y le damos negocio a un montón de gente”.
Convencido
de las capacidades y potencial de la región, no sólo se instaló en Ciudad
Guayana sino que con similares estrategias, hizo que los presidentes y
directivos de la compañía también lo hicieran, invitándolos frecuentemente a
las rutinarias inspecciones sabatinas.
“Él
mismo revisaba todas las obras y nunca permitió hacer inspecciones aéreas
porque ‘no se veía nada’. Decía que podía ir en un helicóptero pero era en el
terreno que podía ver cómo iban las cosas”.
De ideas a hechos
Leopoldo
Sucre Figarella nunca fue un político tradicional, y así se desprende de sus
propias palabras en una entrevista que concediera luego de dejar la CVG , para aspirar y lograr
nuevamente un puesto como senador en el extinto Congreso Nacional.
“No
niego que pertenezco a un partido, como muchos venezolanos, pero ante todo he
sido y seguiré siendo un técnico, un gerente, y un trabajador que siempre busca
la primera línea. He estado a lo largo de mis años de servicios públicos,
trabajando duro”.
“Por
eso estoy convencido de que es a través del trabajo como lograremos salir de la
crisis. No es hablando pendejadas. Un país se construye trabajando duro,
corriendo riesgos, innovando. Tomando decisiones y transformando las ideas en
hechos”.
A
los 70 años de edad y tras lograr una exitosa y reconocida carrera como
político, gerente y servidor público, Leopoldo Sucre Figarella falleció en
Caracas el 17 de octubre de 1996. Este ilustre guayanés dejó a las nuevas
generaciones un legado de obras, por las cuales sigue siendo y será recordado
como un ejemplo a seguir.
No
en vano es común escuchar entre quienes padecen las deficiencias de tantos
servicios que otrora eran bien atendidos, “¡cómo hace falta un Sucre
Figarella!”.
Visión de futuro
Extractos
de las palabras pronunciadas por el Ministro de Estado Presidente de la Corporación Venezolana
de Guayana, ingeniero Leopoldo Sucre Figarella, en el acto de conmemoración de
los 40 años de la fundación de Puerto Ordaz el 7 de marzo de 1992:
“Cuando miramos hacia atrás
y recordamos que esta ciudad moderna, eficiente y pujante que tenemos hoy, era
40 años atrás, un campamento comunicado con San Félix y Ciudad Bolívar por
estrechas calles de tierra y chalanas, privada de todos los servicios fundamentales,
tenemos que reconocer el valor y sacrificio de los pioneros, que hicieron suya
a esta tierra y sembraron aquí sus raíces, su descendencia y su vocación de
crecer y trascender junto a este proyecto eminentemente democrático que es
Guayana”.
“Sólo en un régimen
democrático, de raigambre popular de amplio consenso, podía materializarse esta
conjunción de esfuerzo colectivo nacional que ha generado este extraordinario
conglomerado industrial y minero de Guayana”.
“Para quienes hoy
cuestionan las bondades del régimen democrático, el programa de Guayana es una
respuesta contundente, es la respuesta de los hechos, de la obra realizada. Por
eso aquí podemos hablar con propiedad y sin retórica de ninguna naturaleza.
Aquí está la obra visible e imponente de 30 años de trabajo arduo y creador”.
“Es por ello, que los
guayaneses no pueden dejarse confundir por el oportunismo y la ambición de unos
pocos que todo lo niegan con el fin de venderse al país como salvadores o
mesías. El pueblo es el único salvador de sí mismo. El esfuerzo colectivo es la
única tarea de futuro que engrandece”.
“Choque de trenes”
Andrés Velásquez llega a la Gobernación del estado
Bolívar en el año 1989, tras unas polémicas elecciones en las que La Causa R arrasó contra el
candidato de Acción Democrática.
Quien
fuera líder sindical de Sutiss, reconoce que antes de la toma de posesión todo
el mundo vaticinaba que entre su persona y Sucre Figarella se iba a producir un
choque de trenes, pues el ministro era una de las más importantes figuras de la
tolda blanca.
“Todo
eso se vino abajo porque privó en Sucre Figarella la madurez, la comprensión de
que más allá de las diferencias políticas estaba la responsabilidad de un
pueblo en cuanto a sus requerimientos. Era la primera elección directa que se
hacía y comenzaba la
Gobernación a representar una esperanza y la CVG era una realidad concreta.
Estábamos obligados a ponernos por encima de las circunstancias y asumir el
reto”.
A
partir de la primera reunión, que se celebró en el despacho de Velásquez, Sucre
Figarella dejó a un lado las diferencias ideológicas para coordinar la forma en
que adelantarían acciones conjuntas para hacer más eficiente la utilización de
recursos de las instituciones que ambos representaban.
Otro
ejemplo más para quienes a pesar de responder a las mismas líneas partidistas,
caminan distantes y alejados de las necesidades de una región.
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