jueves, 22 de marzo de 2012


PIAR AL PANTEÓN NACIONAL




El 8 de mayo de 1997, el Senado de la República, a proposición del parlamentario Leopoldo Sucre Figarella, concedió los honores del Panteón Nacional al General en Jefe, prócer de la Independencia y Libertador de Guayana, Manuel Piar.

Pero dado el extravío de los restos, acordó entonces el Senado honrarlo al igual que a Sucre y Miranda, con un cenotafio o, por razones de espacio, con una lápida que tendría grabado el perfil del prócer y un epitafio digno de su gloria.

Debemos añadir que cuando el Presidente de la República, Antonio Guzmán Blanco, inauguró el Panteón Nacional, incluyó los restos del General Piar entre los de los próceres que debían ser transferidos inmediatamente, pero éstos nunca fueron hallados no obstante las exploraciones y arqueos de los sitios probables.

El historiador Bartolomé Tavera Acosta dice en sus Anales de Guayana que fueron inhumados en el cementerio del Cardonal. El Cardonal era un sitio cercado con “Cardón España” donde sepultaban a los desvalidos y que al final quedó prácticamente arropado por el Cementerio actual. También allí enterraron los restos de Manuel Palacio Fajardo, pero cuando una comisión del Congreso y del Ejecutivo nacional vino no aparecieron en el monumento que en el Cementerio se conserva.

La explicación que dio para entonces el doctor Eduardo Jahn M. médico y arqueólogo, quien participó en las excavaciones, es que nuestra tierra es demasiado ácida y húmeda, dos elementos disolventes de los huesos, lo que significa que los restos de Piar con 194 años sepultados estarían más que confundidos con la tierra.

En 1980, el Ministerio de la Defensa autorizó a un grupo de militares, dedicado a la investigación histórica, para que hiciera excavaciones en zona del antiguo cementerio “El Cardonal” en un intento por dar con los restos del general Manuel Piar, fusilado por sentencia de un Tribunal de Guerra en la plaza de Angostura el 16 de octubre de 1817.

Los restos de quien llegó a ser General en Jefe de la República quedaron en lugar incierto desde entonces. La señora Bernarda Calderón, octogenaria, dueña de la casa donde el 14 de junio de 1980 se iniciaron las excavaciones, dijo que el bachiller Ernesto Sifontes, acucioso investigador y observador hidrográfico del Orinoco, solía ir periódicamente al patio de su casa a colocar flores sobre un cardón donde él suponía se podían encontrar los restos del héroe de las batallas de San Félix y del Juncal.

Sifontes fue siempre un gran admirador de Piar y se contaba entre los que en Guayana llaman “piaristas” o sea, los que critican o consideran injusta la muerte de Piar y resaltan sus extraordinarios valores de guerrero y estratega.

Piar fue sentenciado a la pena máxima por un Tribunal de Guerra presidido por su paisano, el almirante Luis Brión, atendiendo a los cargos del fiscal Carlos Soublette, quien lo señaló de estar incurso en los delitos de deserción, insubordinación y traición. Piar fue pasado por las armas a las cinco de la tarde y delante de su cadáver desfilaron en columnas las tropas que se hallaban presentes.

Los efectivos del Ejército estuvieron trabajando durante varios días, orientados por el Cronista de las Fuerzas Armadas y por el especialista en excavaciones arqueológicas Eduardo Jahn M. Ellos exploraron una importante área de lo que fue el Cardonal, pero nada se logró. Las excavaciones fueron paralizadas el 7 de julio mientras algunos poetas y escritores como Mimina Rodríguez Lezama, Iván José Romero y José Antonio Lizardi clamaban porque se dejen en paz los restos de Piar y se le honre preferiblemente por la vía de su ejemplo de su valor de su obra contra el colonialismo.


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